No me considero especialmente autorizado para elaborar una teoría didáctica sobre mi materia, ni mucho menos sobre otras. Creo, por otra parte, que un blog (aunque esté bajo el paraguas de una red social, que le garantiza un conjunto de lectores más o menos interesados) no es un soporte para crear doctrina, ni siquiera dándole a este término el significado más suave que pueda pensarse. Si un blog es un modo de recoger la reflexión personal de alguien sobre un tema determinado, eso es lo que me propongo hacer.

Si alguien tiene el tiempo y la paciencia de leer esto, espero que esté en desacuerdo conmigo. Y que me lo haga saber: solo soy capaz de desarrollar ideas originales cuando tengo cerca alguien que critique lo que digo. También pido paciencia a mis hipotéticos lectores: como en la evolución, creo que solo es posible comprender la realidad actual conociendo sus raíces en el tiempo, así que empezaré escribiendo sobre mis opiniones más generales, básicas y, estoy seguro, poco interesantes. Si os interesa lo que, más adelante, pueda decir, os pido un poco de paciencia. Gracias.

¿Cómo aprendemos ciencias?

Para empezar, soy de los que piensan que todas las personas tratan de dar una explicación a los fenómenos que observan. Eso tiene, desde mi punto de vista, una primera consecuencia en la educación: el profesor no "escribe en una página en blanco", si asumimos una visión pedagógica basada en la actividad docente, ni "descubre a partir de su propia actividad mental", si queremos seguir un modelo más constructivista. En lugar de eso, lo que ocurre es que nuestros alumnos ya interpretan la realidad cuando llegan a nuestras manos, y lo hacen de un modo que, al menos, les resulta cómodo porque es congruente con su experiencia previa. No me importa ahora el modo en que hayan desarrollado esa interpretación inicial, sino el hecho de que existe y de que resulta válida para el alumno. Eso significa que nuestros alumnos necesitan una buena razón para abandonar sus modelos de la realidad y sustituirlos por otros. No basta que nosotros los presentemos bien adornados y envueltos, que garanticemos ex catedra su validez, ni siquiera que diseñemos un experimento (cuya función epistemológica generalmente es desconocida por parte del estudiante) al final del cual les volvamos a presentar un fragmento de conocimiento teórico desconectado de su realidad. Pienso (e insisto en que es mi visión personal) que lo conseguido de esta forma es un aprendizaje superficial, que no llega a competir en serio, en ningún momento, con las explicaciones propias que el alumno ya tenía.

Me temo que tampoco sirve para mucho dedicar al estudiante a resolver pseudoproblemas, cuestiones de naturaleza cerrada, en muchos casos diseñadas para obtener una respuesta absolutamente prefabricada y, por supuesto, resumen del conocimiento que se supone que el alumno debe desarrollar. Respuestas, en muchos casos, perfectamente identificables en el libro de texto o en el material didáctico que estemos utilizando. El resultado, en mi opinión, es un conocimiento superficial y poco duradero: los alumnos son capaces de saber qué deben responder en un examen, pero es más dudoso que hayan comprendido los conceptos, y mucho más que sean capaces de utilizarlos en otro contexto distinto. ¿No es eso lo que se refleja en pruebas como el PISA, o en la evaluación de las competencias básicas?

Entonces, ¿cómo podemos llegar a aprender ciencias? Pienso que solo situándonos ante la contradicción. El segundo paso para asumir un conocimiento nuevo es desechar el que antes nos permitía la explicación, si es que es erróneo. Y es el segundo, porque el primer paso es necesitar un nuevo conocimiento; solo necesitaremos un nuevo conocimiento (para explicar un fenómeno conocido, se entiende), si estamos insatisfechos con el que teníamos, si, en suma, no lo consideramos válido.

Ya sé que todo esto no es nuevo ni original; los conocimientos que los alumnos aportan al principio de un proceso de aprendizaje son sus ideas previas, y hasta hay libros de texto que pretenden, mediante unas cuantas preguntas estandarizadas, identificarlas y explicitarlas; las concepciones alternativas o erróneas (en inglés misconceptions) son la idea fuerza de una corriente pedagógica de gran importancia en la enseñanza de las ciencias, y las técnicas de fisuración de esas concepciones alternativas son conocidas, al menos en teoría, por quienes se dedican a la didáctica de las ciencias. Pero, ¿está todo el mundo de acuerdo con ese modelo? ¿Es aplicable? ¿Se aplica? Esas son las preguntas de un "didáctico" práctico, es decir, de un profesor. ¿Las resolveré? No lo sé.

Queda aún una última pregunta. Si esta red social trata de la Didáctica y la Investigación Multimedia, ¿tiene este rollo relación con los objetivos de la red? Yo creo que sí, pero habrá que esperar un poco para comprobarlo.

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